Hundid los cascos tierra más y más
porque ya no es posible
Oh, no pidáis porque la vida
oh, no calléis donde el pájaro desgrane
su canto en la mazorca
Oh, no habléis, es tal vez mejor.
¡Adelante el duro casco trepidante!
(rozadlos y pronto ya se mueren).
Adelante en la dentada la segura espuela
¿es que no es posible dar en prenda
las horas que os quedan?
Cabalgad cabalgad en este imperio
de crestas y bajíos que no mienten.
Pero ¿es que vamos a tientas, ciegos?
Ah no, no, azuzad las herraduras
andad andad, cuanto lo irresistible
lo más lo más ardiente del camino
más allá del límite.
(Tarda, una paloma sola solitaria
picotea «su pu pu de sabia enamorada»).
Ciudad, cabalgad, desde el ojo probatorio
al ijar inconsciente.
Marchad hacia
sublevad la asamblea de las olas
aspumosas desbocadas, desaforadas
que tientan en luzbélicos relinchos
bajo el huracán que…
Descuidad la espina
ojead el mundo contradictorio y múltiple.
…Polvorienta va la luz
como la mujer fuerte
que lleva en ancas su cántaro.
Polvorienta heroica va y
ya no cabe más la ola
en su mar de peregrina.
Los ojos no le duelen ¿le duelen?
El oído no calla las menudas
ni las grandes pesas
de la desventurada llave.
El bosque adelanta no usadas formas.
Puedes ¿no puedes? Ah, ferocidad
de lo increíble.
Adelante adelante cabalgad ¡Oh duro jinete!
que segregas los minutos
como la leve espiral de una saga.
… Dejad atrás el apacible pasto
la luna cóncava del cardenal sin rojos,
mojad los cascos
hundidlos en el agua
sostenedlos en el viento
juzgadlos en el fuego
trizadlos en la tierra
como en un tribunal abierto.
Oh, no es posible hipotecar la hora
que os sangra en el costado!
Adelante adelante palafrén,
defendido galope probado guerrero
y tu, mujer ardiente y ciega
heroica
enfrentando la robante
cabalgando cabalgando heroica
entre dos nadas,
enajenada flor sin memoria
de la primavera
pisoteo de la cizaña
sombra, sombría, sombra
Amalia de Figueredo
Publicado en Revista Letras Nº 6 1996 – 1997