Fue al final de las lanzas de Artigas
Cuando el año ochocientos corría
Que nacieron en nuestras cuchillas
Las divisas de Carpintería.
Sobre un campo de pastos extensos
Sin sembrados ni ganaderías
Estallaba una aurora de gauchos
Y entre lanzas la patria surgía
Fue en aquellos cielos de la patria
Que las lanzas de punta acerada
Arrancaron del ceibo uruguayo
El fervor de la flor colorada.
Entre aquellos tropeles de machos
Que llenaban de hazañas la tierra
Se midieron los gauchos de Oribe
Con los gauchos de Frutos Rivera
En una mañana de Setiembre
De mil ochocientos treinta y seis
Se voltearon los ponchos feroces
Por el lado que iban a pelear.
Entre el blanco y el rojo eligieron
Los colores que habían de quedar
Para siempre luchando en el pecho
Las pasiones del pueblo Oriental
¿Quién pretendía el coraje en los puños?
¿Quién llevaba las riendas triunfales?
En el aire flotaba la magia
De las grandes mañanas rurales
Y los gauchos iban y venían
Con una costumbre de pelear.
Si las huestes de Oribe eran bravas
Las de Frutos Rivera eran más.
Y el valor de estos hombres tenía
Una recia y profunda unidad
En sus pechos oscuros nacía
Un anhelo de patria tenaz
Se inclinaron las luces del monte
Entre filos de pajas doradas
Cuando el campo no tuvo más música
Que el ruidaje de las estocadas
En las líneas de Carpintería
Cuando el bosque de lanzas pasaba
Con un ¡Viva Rivera! Los gauchos
Empuñaron la flor colorada.
Se quejaban los pechos granates
De las lanzas de puntas violentas
Con el ir y venir de los hombres
Se grabó un arabesco en la tierra.
Se llenaron de sangre los pozos
Y de sangre cachimbas y arroyos
Con la sed que los gauchos tenían
Se bebían la luz de los ojos.
Blanca Luz Brum
(Extraído del libro Cancionero a “Don Frutos Rivera”
editado en el año 1944 en Montevideo)
Publicado en Revista Letras Nº 6 1996 – 1997