Los colores intensos me asombran, dan placer a mis ojos, tonifican los sentidos… pero son los grises más pálidos la inspiración de mi poesía.
Son los grises apagados y tristes, los que se convierten en rima, los que descubren marcas en mi alma, los que hacen bajar por mi mano, los sentimientos al papel.
El rojo más fuerte despierta emociones, el azul profundo me invade y alumbra, el verde habla maravillas de la vida… el amarillo trae mensajes del sol radiante y las hojas otoñales… pero es el gris, más pobre, más monótono, lánguido y deslucido, la fuente interminable para mi sed, para mis letras… y en él imágenes que ignoraba, pensamientos desconocidos, motivos que asumo pero no advertía.
Sin detalles rutilantes, es el gris de azogue, que refleja lo que los ojos no ven
Alberto Vaccaro