«Me viste rodando como las piedras dejadas indiferentemente a un lado cuando lloré, no supiste que no era sudor, lo que mis callosas manos secaban, no supiste si tenía algo que decirle al mundo, pasaste, pero ahora nada ya importa…»
[sin_anuncios_b30]
Charrúas y Tapes
Considera Imbelloni, citado por Renzo Píu, que era raza pámpida, a la que pertenecería la macro etnia charrúa, se caracterizaría físicamente por “una altura alta, cráneo dolicomorfo, rostro alargado de pómulos poderosos, mentón grueso y saliente, porte atlético, pigmentación intensa, ojos oscuros, pelo duro y liso, dimorfismo sexual en la fisonomía casi inexistente” (Pi , Renzo “El Uruguay indígena”, “Nuestra tierra”, Nº1, pp 28 y 29).
Y que los amazónicos, entre los que se hallarían los guaraníes y los tapes guaranizados, “se distinguen por su estatura media y baja, cráneo moderadamente dolicoide con tendencia a la braquicefalia, cuerpo robusto de tórax amplio, hombros, cuello y brazos bien desarrollados y piernas relativamente cortas y débiles, ausencia de cintura en las mujeres, rostro sin rasgos salientes, color cutáneo de fondo amarillento (Pi, op. Cit. Pp29).
(*) Cabeza del Indio, en yeso, obra del escultor Don Luis Giammarchi, tomada en vivo. Esta obra donada por Giammarachi a Domingo Piegas Oliú, fue entregada al Museo del Indio en la «Casa de la Cultura de Pan de Azúcar, Alvaro Figueredo»
Indio Miguel
Fecha de Nacimiento: 8 de Enero de 1843, según investigación de Eduardo Luciani.
Fecha de Fallecimiento: 13 de Noviembre de 1967 (hace 51 años a día de hoy)
Inhumación: Panteón Nº1, chapa ataúd Nº 2274
Posible nombre: Manuel Penayo o Manuel Penayú
Retrato del indio junto a Domingo Piegas Oliu, semi eliminado de la foto de exprofeso por el mismo piegas, en el que se puede constatar la altura de Don Miguel. No se aprecia correctamente la potencia del pecho ni la relativa «debilidad» de sus piernas – Tomada en Pan de Azúcar en 1965 (2 años antes de su fallecimiento)
[anuncio_b30 id=1]
Curatos de Salto y de Paysandú
En 1843 el Curato de Salto, separado del de Paysandú desde el 2 de Enero de 1832 llegaba por este sólo hasta el Arerunguá.
Por lo tanto, más allá del Arerunguá, aunque territorio salteño, desde 1837, seguía perteneciendo al curato de Paysandú.
Relevamiento antropométrico, muy parcial, efectuado por el Dr. Andrés Accinelli, el día del fallecimiento de Don Miguel (dictado por el Dr. Accinelli a Domingo Piegas Oliu).
Domingo Piegas Oliú
Reconstrucción de parte de las palabras dichas por el autor el día 31 de Octubre de 1991, en la sede de la “Casa de la Cultura de Pan de Azúcar, Álvaro Figueredo”, con motivo de la mesa redonda organizada por las Comisiones de Cultura de Pan de Azúcar, en homenaje y recordación del Indio Miguel.
Contenido en Revista Letras Nº 4 1992 – 1993
Un recuerdo literario para el Indio Miguel:
Mis huellas, si no fueran de polvo, serían las suyas, de planta mi calzada, pero de costoso olvido.
Si fuéramos guías, diríamos, Señores, aquí tenemos sus solitarias huellas, calladas al ir, agobiadas al volver, amasadas en calles, polvo y sudor.
Siempre me causó curiosidad, el verlo pasar, nunca le oí la voz ¿de quién fue la culpa?
Ahí va el Indio Miguel, nunca supe si le dolía, que lo mirara como si tuviera en su rostro algo raro, es que quizás, quisiera ver en sus ojos, a todos sus antepasados y saber lo que realmente sintieron, cuando enfrentados al poder del más fuerte, sucumbieron sin compasión.
¿Habrá sabido de esto nuestro Indio Miguel?
El espíritu indomable que al raza tuvo, nuestro indio, le debe haber perdido en el camino de su arrastrada miseria y hoy lo vemos resignado.
Sus huellas, eran de polvo y viento y el tiempo las disolvió, pero la fronda del Parque su rostro tallado en piedra (más bien parece cal) nos mira con aire altanero y a mi especialmente me dice:
Me viste rodando como las piedras dejadas indiferentemente a un lado cuando lloré, no supiste que no era sudor, lo que mis callosas manos secaban, no supiste si tenía algo que decirle al mundo, pasaste, pero ahora nada ya importa.
Aquí estoy mírame, en la historia de ésta zona, seré siempre el centenario indio tape llamado Miguel.
María Teresa Ferreira
El día que el Indio Miguel fue entrevistado por El Diario El Plata en 1956
Transcribimos nota del diario de fecha Martes 13 de Marzo de 1956.
“Esta mañana estuvo en nuestra redacción el Dr. Eugenio Petit Muñoz, a quien se le ha encomendado la organización y dirección del stand “Antropología y Etnografía aborígenes”, que se inaugura el próximo jueves en la Exposición Nacional de la Producción.
Acompañaba al Dr. Petit Muñoz el Dr. José Joaquín Figueira y don Miguel González, descendiente de la raza charrúa, quien ha sido contratado para cuidar del dicho stand.
ASCENDENCIA CHARRÚA. Miguel González, nació en Salto, no se sabe precisamente en qué año. Reside en Pan de Azúcar desde 1897. Al terminar en esa fecha la revolución de Aparicio Saravia en la que actuó formando parte de la división de Juan José Muñoz, quedó en dicha localidad, donde ha vivido 58 años respetado y querido por todos por su honradez y bondad. Su padre, Teófilo Gonzalez, era indio charrúa puro, y su madre Dª. Carmen Gonzalez, china blanca.
CENTENARIO. A estar a declaraciones de vecinos de Pan de Azúcar, se puede estimar su edad, la que no puede bajar de 95 años, siendo muy probable que pase de cien.
En efecto, don Juan Merazzi, comerciante de Pan de Azúcar y que tiene actualmente 80 años de edad, lo conoce del Salto, de donde también es oriundo, y recuerda que cuando él era niño, ya el indio González era un hombre de más de 20 años; asimismo, otros vecinos concuerdan en que cuando éste se radicó en Pan de Azúcar en 1897 ya era un hombre maduro y algunos afirmaban hasta que era viejo.
MUCHA TIRANÍA. Nos expresó el charrúa González que había sido soldado de línea en el Salto, lo trajeron en vapor a Montevideo y desertó para irse a las revoluciones “porque en esa época había mucha tiranía y al indio charrúa lo que le gusta es la libertad”, y agregó murmurando: “donde hay injusticia yo no puedo estar”.
[anuncio_b30 id=3]
EN MONTEVIDEO. El Dr. Petit Muñoz fue a buscarlo a Pan de Azúcar, al enterarse de su existencia y su origen charrúa y lucidez perfecta, por la Sra. Martha Campos de Garabelli, distinguida funcionaria técnica de la Facultad de Humanidades, y lo trajo como ya dijimos, contratado como cuidador del stand de la Exposición a que nos referimos más arriba.
Nos dice el Dr. Petit Muñoz, que González se trasladó a Montevideo, a donde estaba ansioso por venir, por su propia voluntad y enterado de que no sería exhibido como objeto de vulgar curiosidad, sino como elemento de viviente documentación científica y respetado en toda su dignidad de hombre y de ciudadano.
A este respecto, y como demostración de que el indio González mantiene viva su conciencia Cívica, destacamos que se halla preocupado por el hecho de haber dejado olvidada su credencial en Pan de Azúcar.
De esta entrevista surgen aspectos muy significativos: 1ª La longevidad de los charrúas; 2ª Su amor por la libertad, cuando dice : “al indio charrúa lo que le gusta es la libertad”; y su amor por la justicia: “donde hay injusticia yo no puedo estar”.
Todo esto y otros valores que recogeremos de la historia de esta raza son la razón y el objetivo de nuestra publicación.